Los factores de riesgo Parte 1- El “NO FENÓMENO” de las Enfermedades Crónicas en Argentina

Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro; si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla.

Sun Tzu. El arte de la guerra (capítulo 3)

Si bien, conceptualmente, podrían estar incluidos en “La Manifestación”, preferimos tratarlos por separado para darle más “entidad”; la insuficiente detección proactiva y el pobre control de los mismos merecen dedicarle un espacio sustancial (de hecho, vamos a hacer 2 publicaciones) para generar una mayor conciencia respecto de la importancia de su detección y de su adecuado control.

Es bien sabido que hay ciertos Factores de Riesgo que no son modificables (edad, género y antecedentes familiares); pero hay otros (vinculados con los hábitos o con factores metabólicos) que son modificables y sobre ellos haremos hincapié por la posibilidad de modificarlos. Tan es así, que como vimos en publicaciones previas, hay 6 grupos de patologías que son responsables de más del 40% de la mortalidad y de la carga de enfermedad asociadas a las Enfermedades Crónicas: cáncer (considerando todas sus localizaciones), enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular, diabetes tipo 2, EPOC e insuficiencia renal crónica. Cuando revisamos los Factores de Riesgo asociados con estas patologías, nos encontramos que 4 de ellos que son comunes a todas estas enfermedades (con mayor o menor “cuota de responsabilidad”): tabaquismo; sedentarismo; inadecuados hábitos alimentarios y consumo excesivo de alcohol. Sorprendentemente (o no tanto) estos 4 Factores de Riesgo están vinculados con hábitos de los individuos.

Antes de abordar los factores de riesgo más relevantes en detalle, consideramos de gran importancia remarcar algunos conceptos que, no por conocidos ni por ser casi “de sentido común”, dejan de ser importantes (particularmente, a la luz que estos factores de riesgo están vinculados con los hábitos):

  • Cuanto más tiempo permanezcan sin diagnóstico y/o un adecuado control, los factores de riesgo tienen mayor impacto en la salud; algunas veces, de manera silenciosa y, en otros casos, con “perfil bajo” (pero el daño igual se produce).
  • Desde una perspectiva sanitaria, el control de los factores de riesgo después del diagnóstico de una Enfermedad Crónica es de extrema importancia. El inadecuado control de los factores de riesgo acelera la evolución de la enfermedad y favorece la aparición de complicaciones más tempranamente, lo cual impacta en calidad de vida, duración de la vida, incremento de la potencialidad de dependencia, mayores consumos de recursos de salud, etc.
  • Adicionalmente a lo mencionado, la coexistencia de factores de riesgo tiene un efecto sinérgico; es decir, el “daño conjunto” es mayor que la suma de los “daños individuales”.
  • Una de las consecuencias más relevantes de lo expresado más arriba es la necesidad que el sistema de salud tenga una actitud proactiva con los pacientes con Enfermedades Crónicas diagnosticadas; esto permite detectar en una etapa más temprana los “desvíos” y corregirlos antes que se incrementen. Además, desde el punto de vista sanitario, los recursos invertidos en los pacientes con Enfermedades Crónicas ya diagnosticadas tienen un elevado cociente costo/beneficio. Sobre esto volveremos en otras publicaciones.

Cada uno de los 4 Factores de Riesgo serán abordados (siempre que dispongamos de datos confiables) desde una doble perspectiva: la prevalencia y el riesgo atribuible. La prevalencia expresa qué porcentaje de la población evaluada presenta cada factor de riesgo; tomaremos como referencia las 4 Encuestas Nacionales de Factores de Riesgo llevadas a cabo por el Ministerio de Salud de la Nación en los años 2005, 2009, 2013 y 2018 ya que tienen un diseño similar, lo que las hace comparables. El riesgo atribuible poblacional (habitualmente expresado en porcentaje) indica en qué porcentaje podría reducirse un outcome si se quitase la exposición (factor de riesgo). Ajustado en base a ciertas variables de interés, es una excelente herramienta desde el punto de vista sanitario ya que permite seleccionar las intervenciones que resultarán más costo/eficientes. Para obtener los valores del riesgo atribuible a cada factor de riesgo en cada una de los 6 grupos de enfermedades crónicas más relevantes, tomaremos los datos para Argentina del IHME (Institute for Health Metrics and Evaluation) provenientes del estudio GBD 2019 Study Collaborators (Lancet 2020; 396: 1204-1222).  

En esta primera publicación, para no extenderla demasiado, nos enfocaremos sólo en el tabaquismo en relación con los 6 grupos de patologías mencionadas y dejaremos los otros 3 factores de riesgo (sedentarismo, inadecuados hábitos alimentarios y excesivo consumo de alcohol) para la próxima publicación.

TABAQUISMO

PREVALENCIA

La definición utilizada para estimar la prevalencia de tabaquismo en las Encuestas Nacionales de Factores de Riesgo (ENFR) fue: “haber fumado más de 100 cigarrillos en la vida y estar fumando actualmente”. La prevalencia de tabaquismo en la 4ta ENFR fue del 22.2% (significativamente menor que la prevalencia del 25.1% observada en 2013). La prevalencia fue mayor en varones que en mujeres (26.1% vs 18.6%) y resultó menor en las edades extremas (20.5% en aquellos de entre 18 y 24 años y 10.2% en los mayores de 65 años). Esta reducción en la prevalencia es el resultado de la implementación, desde hace un par de décadas, de distintas medidas tendientes a desalentar el consumo de cigarrillo: prohibición en lugares cerrados, publicidad en las marquillas de cigarrillos respecto de las consecuencias de fumar, etc. Es de remarcar que el 50% de los encuestados intentaron suspender el consumo de tabaco en el año previo a la realización de la encuesta.

Cuando se habla de tabaquismo, también hay que considerar no sólo la prevalencia son también otros aspectos que van tomando relevancia en los últimos tiempos como el fumador pasivo, el uso de cigarrillos electrónicos, mascar tabaco, fumar pipa o habanos, etc. También se debe considerar la cantidad de recursos de salud utilizados para asistir las enfermedades asociadas al consumo de tabaco y las complicaciones de las mismas.

RIESGO  ATRIBUIBLE

Los resultados que vamos a mostrar corresponden al grupo etario entre 50 y 69 años (de ambos géneros) ya que es el período donde el tabaquismo tiene una prevalencia del 23% en la 4ta ENFR y el impacto sobre discapacidad (medida en DALYs) y mortalidad es mayor. Siendo que las cifras son similares en ambos escenarios, volcaremos aquí las correspondientes a riesgo atribuible de mortalidad.

El Riesgo Atribuible en la Enfermedad Coronaria es del 40.2%; en el Accidente Cerebro-Vascular del 31%; en la Diabetes es del 15.7%; en el EPOC es del 66.7% y no tiene impacto en la Insuficiencia Renal Crónica. Los cánceres en los que el tabaco tiene un mayor Riesgo Atribuible son: Laringe (72.8%); Pulmón (71.1%) y Esófago (43.6%). Cuando analizamos el impacto sanitario de la reducción de la mortalidad vinculada a la suspensión del tabaco, debemos tener en cuenta la prevalencia de las enfermedades ya que si bien el porcentaje asociado al EPOC es mayor que el de la Enfermedad Coronaria, la mayor prevalencia de ésta respecto del EPOC hace que el impacto “final” del tabaquismo sea mayor en la Enfermedad Coronaria.  

Todos estos datos marcan claramente la importancia de trabajar fuerte y sostenidamente en la reducción progresiva del mayor factor de riesgo evitable, que tiene vinculación con la mortalidad y la discapacidad de las Enfermedades Crónicas más prevalentes. Esta afirmación “no es humo”….

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